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victoria jiménez lópez

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Hace nueve años, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 25 de Noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género y su Secretario General, Kofi Annan la definía así:«La violencia de género es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. Mientras continúe, no podemos afirmar que estemos logrando progresos reales hacia la igualdad, el desarrollo y la paz».

Muchas han sido las voces que reivindicaban una marco jurídico integral que protegiera, atendiera y ayudara a las víctimas de violencia de género y sancionara a los agresores, en definitiva, una Ley, que cumplirá próximamente cuatro años desde su publicación y que tiene un objetivo muy claro, erradicar esa lacra social que es la violencia de género. Esta Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género arroja un balance positivo: han aumentado de manera exponencial el número de denuncias presentadas, se han incrementado el número de sentencias condenatorias, los sistemas de protección a las víctimas, el número de efectivos de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y se han creado los Juzgados de Violencia sobre la Mujer, la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género dependiente del Ministerio de Igualdad, entre otras estructuras que demuestran el compromiso firme del gobierno socialista, siendo la violencia de género una prioridad en la agenda política. Está demostrado que los cambios sociales son mucho más lentos que los normativos o jurídicos, y las frías cifras nos revelan que en lo que llevamos de año 2008, son 64 las mujeres que han muerto a manos de sus parejas o exparejas, otras muchas sufren en silencio este infierno, llevan años soportando la violencia en todas sus espeluznantes manifestaciones: violencia psicológica, física, económica, sexual o social.

En este ámbito «el silencio nos hace cómplices». La violencia de género no es un problema privado, ni un problema sólo de las mujeres, es una lucha de toda la sociedad. Todos y todas debemos reprochar estas conductas violentas, sexistas y machistas y devolver la dignidad a las mujeres cuyos derechos han sido violentados. En este camino que nos queda por recorrer, vamos a seguir impulsando el cumplimiento de la norma, el desarrollo de las medidas que contempla la Ley, el fomento de una cultura preventiva contra la violencia, donde la educación tiene un papel fundamental. Niños y niñas tienen que ser educados en Igualdad, ser capaces de detectar conductas violentas y machistas rechazándolas enérgicamente, y seguiremos fomentando una mayor concienciación y sensibilización social, tolerancia cero ante la violencia de género. La violencia es la máxima expresión de la desigualdad entre mujeres y hombres, y esta violencia por el único hecho de ser mujer, es todavía más patente en otros partes del mundo, donde las mujeres no tienen derechos, no tienen voz y la violencia es algo natural en sus vidas. Debemos transmitir unánimemente el mensaje de que no están solas, que vamos a seguir trabajando para poner fin a esa situación de indefensión y desprotección. Hoy, en esta conmemoración del Día Internacional contra la Violencia de Género, deseo agradecer la labor silenciosa y comprometida de todas aquellas personas que trabajan por prevenir y erradicar esta lacra, desde las asociaciones de mujeres, personas a título personal, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, profesionales del derecho, del ámbito sanitario, educativo, en definitiva, a todos aquellos que hacen que un mundo mejor pueda ser posible.

Decía Dulce Chacón, al hablar de violencia de género, que «no le dolieron (los golpes) en la cara, sino al lado del alma, en ese rincón que no se le puede enseñar a nadie». Nuestro compromiso va más allá de curar las heridas, nuestro deber es la recuperación integral de las mujeres víctimas de violencia, y en este camino, sin desanimarnos ni un instante, avanzaremos juntos y juntas por erradicar la violencia y que nadie se crea con derecho a quitarnos la sonrisa.

 

 

 

 

 

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